Comerse un perro caliente en el país se ha convertido en un lujo para muchos criollos que paleaban el hambre con una «bala fría», debido a los altos costos y bajo poder adquisitivo que asfixia a los venezolanos.

Mientras que los almuerzos ejecutivos (sopa, seco y bebida) rondan los BsS mil y un poco más, comerse un perro caliente o hamburguesa dependiendo del tipo, puede costar BsS 4 mil o quizás más.
Hasta las empanadas no resultan como alternativa, ya que algunas de las personas consultadas por ÚN durante un recorrido por varios locales y luncherías, aseguraron que un par de estas con un jugo o una malta también rondan entre BsS 800 y casi los mil.
“Dos empanadas y una malta no bastan a la hora de almorzar. ¿Cómo haces? o gastas más o pasas hambre”, asegura Raúl Lugo, mototaxista a quien el estómago le ha llamado la atención en más de una ocasión.
Los comerciantes, por su parte, aseguran que por los precios, la clientela les ha disminuido. Los compradores habituales han desaparecido y la gente, lejos de comerse tres o cuatro perros como solían hacer antes, disminuyeron drásticamente la cifra a uno solo.
“Cada vez que compro ingredientes me suben los precios y tengo que aumentar. Eso evidentemente afecta al negocio”, asegura Luis Narváez, vendedor de perros y hamburguesas, reseñó Últimas Noticias.