Un estudio reciente publicado en la revista Environmental Chemistry Letters, ha revelado un hallazgo preocupante, el humo del incienso podría ser incluso más perjudicial para la salud que el del cigarrillo.
Esta investigación ha demostrado que el humo del incienso contiene partículas finas y compuestos tóxicos que, al ser inhalados, pueden dañar nuestras células y aumentar el riesgo de desarrollar cáncer de pulmón.
Una de las razones por las que el humo del incienso resulta especialmente dañino es que sus partículas son más pequeñas que las del cigarrillo. Esto les permite penetrar más profundamente en los pulmones, causando un mayor daño a nuestro sistema respiratorio.
Además, la inhalación constante de humo de incienso en espacios cerrados puede exponernos a sustancias citotóxicas y genotóxicas, capaces de dañar nuestro ADN celular y desencadenar enfermedades graves.
Ante esta situación, es fundamental tomar precauciones para minimizar los riesgos asociados al uso del incienso. Los expertos recomiendan reducir su uso, ventilar adecuadamente los espacios donde se quema incienso y considerar alternativas sin combustión, como los aceites esenciales o los difusores eléctricos.
Este estudio nos recuerda la importancia de ser conscientes de los riesgos que pueden estar ocultos en prácticas aparentemente inofensivas, como la quema de incienso.
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