Cada 26 de junio se conmemora el Día Internacional en Apoyo a las Víctimas de la Tortura, por ser un trato inaceptable e injustificado, en todo momento, incluyendo el estado de emergencia, la inestabilidad política y la guerra.

En este día, además se rinde un homenaje también a quienes se solidarizan con las víctimas y sus familias, y se reafirma nuestra determinación de poner fin a esta práctica abominable e inútil.
Se entiende por el término tortura todo acto por el cual se inflija intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación.
Las Naciones Unidas han condenado desde sus comienzos su práctica por ser uno de los actos más aborrecibles que los seres humanos cometen contra sus semejantes.
La tortura se considera un crimen en el derecho internacional. Está absolutamente prohibida en todos los instrumentos internacionales y no puede justificarse en ninguna circunstancia.
Para recuperarse de la tortura se requieren programas especializados de rápida actuación. El trabajo de los centros de rehabilitación y de las organizaciones especializadas de todo el mundo han demostrado que las víctimas pueden hacer la transición desde el horror a la curación.
Con información de Naciones Unidas
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