El pontificado del Papa Francisco se distinguió por una notable apertura al diálogo en temas que históricamente generaron controversia dentro de la Iglesia Católica, su disposición a abordar asuntos como el aborto y las preferencias sexuales alimentó en muchos la esperanza de que finalmente se esclareciera el enigma que rodea la desaparición de Emanuela Orlandi, la joven italiana cuyo paradero sigue siendo desconocido desde su misteriosa ausencia en el Vaticano.
Sin embargo, el fallecimiento del Sumo Pontífice el pasado lunes 21 de abril dejó inconcluso este anhelo. Tras el fin de su papado, el caso Orlandi vuelve a sumirse en la incertidumbre, demostrando la persistencia de uno de los misterios más oscuros del Vaticano. En esta edición de Archivo Criminal, exploramos los detalles de la desaparición de Emanuela Orlandi, un enigma que ha perdurado por décadas.
La desaparición de Emanuela Orlandi: Un día que marcó un misterio
Emanuela Orlandi, hija de un empleado de la Prefectura de la Casa Pontificia, residía con su familia en el corazón de la Ciudad del Vaticano. El fatídico 22 de junio de 1983, tras asistir a su clase de música en Roma, Italia, la joven nunca regresó a casa. Desde aquel día, su desaparición se convirtió en uno de los enigmas más impenetrables que ha sacudido los muros del Vaticano, llegando incluso a vincularse con oscuros entramados de la mafia italiana.
Un detalle escalofriante, según un informe de la BBC, revela que el día de su desaparición, Emanuela le pidió a su hermano, Pietro Orlandi, que la acompañara a su clase de flauta en Roma. La negativa de Pietro es un recuerdo doloroso que lo acompaña hasta hoy, pues aquella fue la última vez que vio a su hermana con vida.
La adolescente desapareció después de su clase en la escuela Tommaso Ludovico Da Victoria, ubicada en las inmediaciones del Vaticano, donde se preparaba para un espectáculo de fin de curso. La alarma se encendió alrededor de las 21:00 horas de aquel 22 de junio de 1983, cuando su hermana Maria Cristina se percató de que Emanuela no se había reunido con sus amigos ni había llegado a casa.
La única pista inicial para la familia fue una llamada telefónica de la propia Emanuela esa tarde, avisando que alguien en un vehículo se le había acercado. «Nos contó que se le había acercado alguien para ofrecerle vender productos de Avon», relató una de sus hermanas en el documental de Netflix «La chica del Vaticano: La desaparición de Emanuela Orlandi».
El propio Pietro Orlandi compartió con la BBC un recuerdo agridulce de aquel día: «La última vez que nos vimos en realidad no fue un recuerdo muy agradable (…) Tuvimos una pelea, porque ella tenía esa lección de música. Hacía mucho calor y me negué a ir con ella porque tenía algo más. Así que cerró la puerta y se fue, ese es el recuerdo final que tengo».
Búsqueda, falsas pistas y la intervención papal
La búsqueda de Emanuela comenzó al día siguiente de su desaparición. Inicialmente, el Vaticano intentó manejar el asunto con discreción. Sin embargo, una vez que el caso trascendió a los medios, diversos grupos radicales se atribuyeron falsamente el secuestro, como se evidencia en el documental de Netflix.
Tras la publicación de la ficha de búsqueda de la joven, la familia Orlandi se vio inundada de llamadas de personas que creían haber avistado a una mujer con las características de Emanuela, incluso portando una flauta y vendiendo productos de Avon. La veracidad de estas informaciones nunca pudo confirmarse.
El diario italiano Realtá Sanita informó que el 3 de julio de 1983, el Papa polaco Karol Wojtyla (Juan Pablo II) expresó públicamente su pésame a la familia Orlandi durante el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro. «Deseo expresar mi más sentido pésame a la familia Orlandi, que llora la desaparición de su hija Emanuela», declaró el pontífice.
Este mensaje público del Papa desencadenó una serie de llamadas al Vaticano, donde individuos intentaron utilizar el caso de Emanuela Orlandi para negociar la liberación de presos políticos. Entre estos intentos de extorsión destacó la figura de un hombre que se autodenominó «El Americano», cuya identidad real nunca se esclareció, dando pie a varios impostores a lo largo de los años.
El documental de Netflix sugiere que la desaparición de Emanuela revive con cada cambio de Papa, debido a la información que potencialmente se revela en cada transición. Por lo tanto, existe una expectativa sobre el futuro de la investigación tras la conclusión del reciente cónclave.
La búsqueda en tumbas vaticanas: Un capítulo más en el misterio
Información de AFP reveló que en 2019, el abogado de la familia Orlandi recibió una carta anónima que señalaba la presencia del cuerpo de Emanuela en una tumba del cementerio teutónico (Alemán) del Vaticano.
«Decidieron abrir dos tumbas. No sé por qué, simplemente, pedimos que abrieran una, y el Vaticano abrió otra por iniciativa propia», comentó Pietro Orlandi en aquel momento.
Las tumbas en cuestión pertenecían a las princesas Sofía von Hohenlohe, fallecida en 1836, y Charlotte-Frédérique de Mecklembourg, quien murió en 1840.
El resultado de la exhumación fue desconcertante: «No había absolutamente nada, estaba completamente vacía. Luego pasaron a la tumba contigua, que era un sarcófago, y por lo tanto más fácil de abrir; solo había que levantar la tapa, que estaba sellada con pegamento simple. Esa debería haber sido la tumba de la otra princesa, y allí también el sarcófago estaba completamente vacío. No había nada».
La Santa Sede confirmó que las tumbas no contenían los restos de Emanuela ni los de las dos princesas que debían estar enterradas allí, añadiendo un nuevo enigma a este intrincado caso.
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