La tradición de regalar flores amarillas el 21 de septiembre, arraigada en la emotiva letra de la canción homónima, ha trascendido fronteras y generaciones.
Flores amarillas, color del sol y de la esperanza, se ha convertido en un símbolo universal de nuevos comienzos.
En el hemisferio sur, la llegada de la primavera, con sus cálidos rayos y la explosión de vida, intensifica este significado.
Este gesto, más allá de ser un simple obsequio, se ha transformado en un ritual que celebra la amistad, el amor y la renovación, tejiendo un lazo invisible entre quienes lo comparten.
En los últimos años, las redes sociales han jugado un papel crucial en la revitalización de esta tradición, convirtiéndola en un fenómeno viral que ha llevado a más personas a participar en esta celebración.
Regalar flores amarillas en este día se ha transformado en una forma de expresar cariño y celebrar la vida, marcando el fin de un ciclo y el inicio de otro lleno de posibilidades.
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