Hace instantes, un imponente humo blanco se elevó desde la chimenea de la Capilla Sixtina, en el Vaticano confirmando que los cardenales electores han alcanzado un consenso y elegido al nuevo Papa de la Iglesia Católica.
La multitud, que desde tempranas horas se congregó bajo la imponente cúpula de la Basílica de San Pedro, rompió en júbilo al presenciar el tradicional anuncio. Los vítores, aplausos y cánticos resonaron en la plaza, marcando el final del cónclave y el inicio de una nueva era para la Iglesia.
Si bien la identidad del sucesor de Francisco permanece aún en secreto, la fumata blanca es la señal inequívoca de que el Espíritu Santo ha guiado la elección.
La expectación ahora se centra en la inminente apertura de las puertas del balcón central de la Basílica, desde donde se realizará la tradicional presentación del nuevo Pontífice al mundo con el emblemático «Habemus Papam».
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