La influencer portuguesa Joana Mascarenhas, fue sentenciada a dos años y seis meses de prisión, con la pena suspendida, por someter a su hija de tres años a baños de agua fría como castigo.
La jueza consideró estos actos como «una forma de resolución por la fuerza» y no como una forma adecuada de cuidado infantil.
Los hechos, fueron divulgados por la propia influencer en sus redes sociales. En los videos, se observa a la mujer sumergiendo a su hija en la piscina y rociándola con agua fría en la bañera.
Este caso ha generado gran conmoción en Portugal y ha puesto en el centro del debate la violencia infantil y el uso de las redes sociales. La sentencia, además de la pena de prisión, incluye un plan de reinserción para la acusada y una indemnización económica para la niña.
La violencia infantil, en cualquiera de sus formas, deja cicatrices profundas y puede generar problemas de comportamiento, dificultades en las relaciones interpersonales y trastornos psicológicos.
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