El esquelético cuerpo de una niña yanomami reposa en una hamaca en una aldea en el estado de Roraima, en Brasil. Apoya su cabeza sobre sus escuálidos brazos y sus costillas sobresalen a causa de una desnutrición crónica. Tiene ocho años, pesa 12,5 kilos y padece malaria, neumonía y verminosis.
Su foto fue divulgada por el misionero católico Carlo Zacquini; que trabaja con los indígenas yanomamis desde 1968, y el diario Folha de Sao Paulo se hizo eco de ella. La niña pertenece a la comunidad de Maimasi; una región de difícil acceso de la selva amazónica, y su imagen ha puesto en evidencia la falta de asistencia médica en el Territorio Indígena Yanomami; donde viven cerca de 20.000 indígenas, incluidas comunidades aisladas.
Según un estudio realizado por Unicef en colaboración con la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) en las aldeas de Auaris y Maturacá; un 81,2 % de los niños yanomamis menores de cinco años sufren desnutrición crónica, un 48,5 % desnutrición aguda y un 67,8 % tienen anemia.
Los habitantes de Maimasi, que atraviesa un brote de malaria, estuvieron seis meses sin asistencia sanitaria. Cuando por fin vieron llegar a un equipo médico, este no tenía suficientes medicamentos. Dário Kopenawa Yanomami, vicepresidente de la Asociacion Hutukara Yanomami (HAY); acusa a los mineros ilegales de contaminar con mercurio sus ríos, así como ser los causantes del avance de la malaria y de otras enfermedades, como el covid-19.
Desde el año pasado, los indígenas denuncian los contagios por coronavirus a través de los buscadores de oro; y advierten del peligro que esto supone debido a su extrema vulnerabilidad ante el virus. La Articulación Brasileña de los Pueblos Indígenas de Brasil (Apib) calcula que desde el inicio de la pandemia ya son más de 38.500 indígenas contagiados y 932 los fallecidos.
Trasladada a un hospital
Dos días después de la visita a Maimasi, el 23 de abril, la menor que aparece en la fotografía fue trasladada junto a su familia a Boa Vista, capital de Roraima.
«La niña está siendo tratada y su estado de salud es estable», explicó el Ministerio de Salud. Por su parte, el Distrito Sanitario Especial Indígena Yanamami (Dsei) negó a G1 que falten medicamentos.
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Sin embargo, en una carta, el misionero relata que varios puestos de salud han sido abandonados en la zona y que en el Dsei de Boa Vista faltan profesionales, medicamentos y gasolina. Desde hace varios meses, según él, se desplazan a las aldeas con las canoas de los propios yanomamis.
Zacquini cuenta que el equipo médico que llegó a Maimasi también se trasladó a pie hasta otras aldeas y en una se encontró con un grupo de yanomamis que despedía en un ritual funerario a un menor que murió sin recibir asistencia médica.
El misionero recuerda que los indígenas se enfrentan a las constantes invasiones de los mineros ilegales, alentados por el discurso del presidente Jair Bolsonaro a favor de la explotación de las áreas protegidas. El año pasado, en plena pandemia, la deforestación aumentó un 30 %. Fueron 2.400 hectáreas devastadas, lo que equivale a cinco campos de fútbol.
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