La larva migratoria cutánea se manifiesta típicamente como una línea roja, elevada y sinuosa que avanza lentamente bajo la piel.
Esta lesión suele causar picazón intensa y puede durar varias semanas, en algunos casos, pueden aparecer ampollas o pequeñas pápulas a lo largo de la línea.
Aunque los pies son la zona más comúnmente afectada, las larvas también pueden penetrar en otras partes del cuerpo, como las manos, los brazos o el tronco.
El diagnóstico, que estuvo basado en el historial clínico y un examen físico que se le practicó al menor, reveló que sufría de larva migratoria cutánea (LMC), una enfermedad que se desarrolla en la piel humana tras el contacto con larvas de ciertos nematodos (gusanos extremadamente delgados) que parasitan a algunos animales.

El nematodo más común es el ‘Ancylostoma braziliense’, aunque también se han observado otros como el ‘Ancylostoma caninum’. Cuando los animales infectados con estos parásitos depositan sus heces en suelos húmedos o arenosos, los huevos eclosionan y se convierten en larvas, generalmente en un período de 2 a 9 días
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