El expresidente de Brasil, Lula Da Silva, fue autorizado a abandonar su celda en la que está desde abril de 2018, para ir al funeral de su nieto.

El ex presidente de Brasil participó por poco menos de dos horas en el sepelio de su nieto de 7 años Arthur Araujo Lula da Silva, antes de iniciar el viaje de regreso a la prisión. El menor falleció el viernes por una meningitis.
Da Silva, que purga en la ciudad de Curitiba, dos condenas por corrupción y lavado de dinero, llegó al cementerio en que se realizó la ceremonia fúnebre hacia las 11.10 hora local y se despidió de sus familiares a las 12.58, antes de abordar el coche policial en que inició el viaje de regreso.
Participó en el velorio, en donde conversó con familiares y aliados políticos, y después acompañó a algunos parientes a una ceremonia más íntima en la sala de cremación. También el ex jefe de Estado, recibió el apoyo de decenas de seguidores que lo esperaban en la puerta del cementerio.
Tanto al llegar al cementerio como al abandonarlo, el ex líder sindical saludó desde lejos con sus brazos a los cerca de 300 simpatizantes que lo acompañaron y que, además de mensajes de apoyo, gritaron consignas como «Lula libre», que se ha hecho famosa desde que el presidente fue encarcelado.
El ex gobernante abandonó el cementerio Jardín de la Colina, en Sao Bernardo do Campo, uno de los municipios de la región metropolitana de Sao Paulo, escoltado por agentes de la Policía Federal y en medio de un intenso dispositivo de seguridad. Lula tiene previsto regresar en la tarde de este mismo sábado a su celda en Curitiba, que abandonó a las 7.00 hora local para un viaje de cerca de tres horas que incluyó un vuelo en avión hasta Sao Paulo y dos en helicóptero.
Cabe destacar que a la ceremonia fúnebre acudieron los principales dirigentes del PT, la formación que Lula ayudó a fundar en 1980 y que gobernó Brasil por 13 años entre 2003 y 2016.
Con información de El Comercio