El solsticio de verano se viste de gala con una de las festividades más queridas y esperadas en Venezuela: la noche de San Juan. Una noche mágica donde se mezclan tradiciones ancestrales, fe cristiana y el fervor popular para dar paso a un encuentro único entre el fuego, el agua y la renovación espiritual.
Un legado histórico
Las raíces de esta celebración se remontan a tiempos paganos, cuando se honraba al sol y la llegada del verano. Con la llegada del cristianismo, la festividad se fusionó con el nacimiento de San Juan Bautista, precursor de Jesús, dándole un nuevo significado religioso.
Rituales y tradiciones
A lo largo de Venezuela, la noche de San Juan se vive con especial intensidad. Las familias se reúnen en torno a hogueras purificadoras, donde se saltan las llamas para atraer buena suerte y alejar las malas energías.
El agua también juega un papel protagónico. Se realizan baños en ríos, playas o piscinas, con la creencia de que estos limpian el cuerpo y el espíritu, renovando las energías y atrayendo salud para el resto del año.
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