El papa Francisco llegó este domingo a Bulgaria, país que conoce bien el «drama de la emigración», e instó a las autoridades y al pueblo a que no cierren «los ojos, el corazón, ni la mano a quien llama a vuestra puerta».

Francisco señaló que pasados 30 años del final del régimen soviético «que limitaba la libertad y las iniciativas», ahora Bulgaria debe afrontar las consecuencias de la emigración y pidió mayores esfuerzos para que los migrantes puedan encontrar «las condiciones que les permitan llevar una vida digna».
El presidente de Bulgaria, Rumen Radev, coincidió con el sumo pontífice, en que hay que construir puentes y no muros, es «la misión de nuestro tiempo».
Este lunes, el papa Francisco conocerá a algunos de los migrantes que consiguieron llegar al país y se encuentran el centro de refugiados de Vrazdebna, que aloja sobre todo a familias con hijos procedentes de Siria.
Con información de El Nacional