¿Alguna vez te has preguntado por qué las galletas tienen agujeros? Esta característica, a menudo pasada por alto, cumple una función crucial en el proceso de horneado y en el resultado final de nuestras galletas favoritas.
¿Por qué las galletas tienen agujeros?
La presencia de agujeros en las galletas no es una cuestión estética, sino un elemento fundamental para lograr una textura crujiente y un sabor óptimo. Durante el horneado, la masa de la galleta libera vapor. Estos agujeros actúan como pequeñas válvulas de escape, permitiendo que el vapor se disipe y evitando que la galleta se infle o se formen grandes burbujas de aire en su interior.
La importancia de la distribución
La cantidad y ubicación de los agujeros son cuidadosamente calculadas para garantizar un resultado perfecto. Una distribución uniforme evita que la galleta se deforme durante el horneado y contribuye a una cocción homogénea. En las fábricas, máquinas especializadas se encargan de perforar la masa con precisión, mientras que en casa puedes utilizar un tenedor para obtener resultados similares.
Aunque las galletas modernas pueden parecer simples, su historia se remonta a la antigua Roma. Apicio, un famoso gastrónomo romano, describió en sus recetas unos panes del norte de África que se preparaban de manera similar a las galletas actuales. Para ablandar estos panes duros, se realizaban incisiones en la masa antes de hornearla.
El origen de la palabra galleta
La palabra «galleta» tiene raíces francesas y se relaciona con la forma redonda y plana de estas delicias. Deriva de «galette», que a su vez proviene de «gal», que significa piedra. Esta etimología refleja la apariencia de las primeras galletas, que se asemejaban a pequeñas piedras.
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