Este sábado, miles de rusos se zambulleron en ríos y estanques helados, pese a las temperaturas de invierno de hasta -40ºC en algunos lugares, puesto que los ortodoxos rusos celebran la Epifanía en esta fecha.

La policía realizó un estimado que más de 2,4 millones de personas participaron durante la noche en las festividades en todo el país. Sin embargo, se desconoce con exactitud la cantidad de personas que se bañaron hasta tres veces por tradición.
Las autoridades rompieron el hielo e instalaron, en ocasiones, escalones de madera para hacer fácil el acceso a los fieles, deseosos de sumergirse en los ríos y lagos gélidos para conmemorar el bautizo de Jesús en Jordania.
Los creyentes ortodoxos rusos consideran que este día el agua bendita posee propiedades milagrosas.
En un parque de Moscú, fieles en traje de baño se santiguaban en el agua al temblar de frío, ante la mirada de las fuerzas de seguridad.
«Es genial, es la mejor de las tradiciones rusas«, expresó un habitante moscovita, Ievgueni Goloshchapov, con una toalla al hombro.
En los últimos años, políticos y diplomáticos también se zambulleron en las aguas heladas, como el presidente Vladimir Putin el año pasado o el embajador estadounidense en Moscú, Jon Huntsman Jr.
«Los ritos exteriores durante las grandes fiestas religiosas tienen tendencia a transformarse en tradiciones nacionales y se olvida el sentido original de la fiesta», destacó el obispo Panteleimon, un eminente obispo de la Iglesia ortodoxa rusa. «Nunca me baño en un agujero en el hielo«, declaró.
Con información de Panorama