La Asociación Venezolana para una Educación Sexual Alternativa (Avesa) ha encendido las alarmas al revelar que Venezuela ostenta la tasa de embarazo adolescente más alta de Sudamérica, con 84,6 casos por cada 1.000 mujeres entre 15 y 19 años.
Esta cifra alarmante duplica el promedio regional y pone en jaque el futuro de miles de jóvenes.
Según Avesa, este panorama desolador se enmarca en un contexto de profunda pobreza, especialmente en barriadas urbanas, donde las adolescentes enfrentan un acceso limitado a servicios sanitarios básicos, higiene menstrual y agua potable.
La situación se agrava aún más por el deterioro del ingreso familiar producto de la hiperinflación que ha azotado al país durante años.
Factores que agravan la situación:
- Desintegración familiar: El éxodo migratorio ha dejado a miles de niños y adolescentes al cuidado de familiares indirectos o personas allegadas, generando un vacío en el apoyo y la orientación familiar.
- Desescolarización y abandono escolar: Más allá de la pandemia del COVID-19, el retorno a las aulas ha sido parcial debido al precario estado de los planteles educativos y la baja remuneración de los docentes. La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) de 2023 revela que el 40% de los estudiantes entre 3 y 17 años no asisten a clases con regularidad.
- Horario mosaico: Implementado en el 80% de los planteles, este sistema obliga a los docentes a impartir clases solo entre uno y tres días a la semana, dedicando el resto a otros trabajos para complementar sus ingresos. Esta situación dificulta el aprendizaje y la adquisición de conocimientos por parte de los estudiantes.
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