La cifra de víctimas fatales por los incendios forestales que azotan las provincias de Diyarbakir y Mardin, en el sureste de Turquía, ha aumentado a 14 en la última semana, según informaron las autoridades locales. El número de heridos asciende a 44, de los cuales cinco se encuentran en estado crítico.
El incendio más devastador se inició en el barrio de Koksalan, en Diyarbakir y se propagó rápidamente hacia Mardin. Impulsado por fuertes vientos, según detalló el ministro del Interior turco, Ali Yerlikaya, en sus redes sociales.
Las altas temperaturas registradas en la región alcanzaron los 45 grados Celsius la semana pasada. La Dirección General de Meteorología turca ha informado que las temperaturas en la zona son entre 5 y 10 grados más elevadas de lo habitual para esta época del año.
A pesar de que la mayoría de los heridos ya han sido dados de alta, la situación de los tres pacientes en estado crítico sigue siendo preocupante, ya que permanecen intubados.
Las condiciones climáticas adversas, combinadas con fuertes vientos, han favorecido la aparición de nuevos focos de incendio en otras regiones del país. Entre los más recientes se encuentran los declarados en el distrito de Salihli, en la provincia de Manisa, en Çanakkale, al oeste del país, en Esmirna -en la costa del Egeo-, cerca del aeropuerto de Siirt, en Anatolia Oriental, y en la provincia de Elazig.
Las autoridades turcas continúan trabajando arduamente para controlar los incendios y evitar que se propaguen aún más.
Se han movilizado equipos de bomberos, aviones y helicópteros para combatir las llamas. Sin embargo, la difícil accesibilidad a algunas zonas y las condiciones climáticas extremas dificultan las labores de extinción.
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