Vestida con un tutú blanco que contrastaba con la inmensidad del paisaje, Victoria Dauberville, se deslizaba sobre el hielo como una gaviota sobre las olas.
Cada movimiento era un desafío a la naturaleza, una afirmación de la fuerza del espíritu humano. El viento azotaba su cabello, pero ella parecía inmune al frío, concentrada en la armonía de su cuerpo y la música que resonaba en su interior.
Victoria Dauberville capturó la atención mundial al ejecutar una coreografía de ballet sobre el bulbo de proa de un barco en las heladas aguas de la Antártida.
Antes de conquistar las aguas heladas de la Antártida, Victoria Dauberville ya había dejado su huella en el mundo del arte y la moda. La bailarina ganó reconocimiento internacional al participar en la Fashion Week de París, donde desfiló con puntas de ballet, fusionando la danza clásica con el diseño de alta costura.
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