El pan que tiene un día o varios en casa es bueno para aprovecharlo en diferentes platos que te pueden ayudar a preparar una merienda o cena a tus seres queridos.

Así que ¡no lo botes! el pan que ha quedado desde hace días, se puede aprovechar como base o como ingrediente de múltiples preparaciones.
Aquí te dejamos estas cinco ideas para sacarle partido a este alimento básico, rico… y con muchas vidas.
1-Torrijas: Bendito sea este manjar de los dioses típico de Semana Santa, cuyo ingrediente básico es pan de molde bien duro. Lo acompañamos de huevo, leche y azúcar y elaboramos una receta sencillísima que nunca falla: no hay nadie a quien no vuelvan loco.
2- Sopa de cebolla: De nuevo un “manjar de pobres”, dicho esto con todos los respetos, un plato delicioso, perfecto para el invierno, al que le vamos a coger el truquillo en cuanto lo hayamos hecho un par de veces y que tiene versiones gloriosas en muchos restaurantes de alta cocina. Nos va a salvar una cena, porque conjuga dos ingredientes que es muy raro no tener en casa: pan duro y cebollas.
3-Pudin: El pan duro tiene también gloriosas versiones dulces, como el es caso del pudin, un plato con múltiples versiones que constituye un postre de excepción. Aunque este delicioso pastel suele elaborarse con pan del día anterior, huevos, leche y una pizca de canela, hay quien lo elabora con cualquier bollo que se esté poniendo duro, desde magdalenas a bizcochos. Existe una interesante versión exprés de esta delicia que os animamos a probar: comprad un sobre de flan en polvo y prepararlo como se indica en las instrucciones, añadid el pan al final, en la mezcla, cortado en rebanadas finitas, y dejad enfriar en la nevera.
4- Tostadas francesas: Son un desayuno espectacular, que consiste simplemente en rebozar el pan duro cortado en rebanadas en una mezcla de huevos, azúcar, leche y una pizca de canela, si nos gusta. Freímos en abundante mantequilla y ya tenemos nuestras tostadas francesas espectaculares, listas para compartir mesa con nuestro café con leche y nuestro zumo.
5- Sopas de leche: Esta receta rescatada directamente de nuestras abuelas, de aquellos tiempos en que de verdad había necesidad, ha protagonizado los desayunos de muchas familias a lo largo de los años. Y es que es un plato sencillo, nutritivo y delicioso. Hay múltiples versiones, pues cada familia ha ido adaptando la receta a sus gustos, pero no consiste más que en hervir la leche junto al pan duro, y añadirle azúcar y canela al gusto. Se come en un bol o plato hondo con cuchara.
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