La celebración de Año Nuevo en Francia se vio ensombrecida por una ola de violencia que dejó un saldo de 420 detenidos y 984 vehículos incendiados, según informó el ministro del Interior, Bruno Retailleau.
Estas cifras representan un incremento del 10,53% y del 32,08% respectivamente en comparación con el año anterior, lo que evidencia un aumento significativo en los incidentes violentos durante la noche de fin de año.
Los altercados se registraron en diversas ciudades del país, dejando tras de sí un rastro de destrucción y generando una gran preocupación entre las autoridades. Entre los hechos más graves destaca el caso de un niño de dos años que resultó herido en la cara por el impacto de un mortero de artificio en el centro de Lyon. El pequeño se encuentra en estado crítico y corre el riesgo de perder un ojo.
Ante esta situación, el ministro del Interior ha condenado enérgicamente los actos violentos y ha asegurado que se tomarán todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad de los ciudadanos y restablecer el orden público.
Un total de 310 personas detenidas han sido puestas a disposición judicial para ser investigadas por los delitos cometidos.
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