El ajo es uno de los alimentos más conocidos por sus propiedades medicinales. Sin embargo, en torno a su consumo existen mitos que es mejor desmontar.
Existen varios mitos sobre el consumo de ajo que han generado confusión con respecto a sus propiedades. Si bien es cierto que se trata de un alimento nutritivo y saludable, algunos de los efectos «casi milagrosos» que se le atribuyen no son ciertos.
Al igual que otros alimentos, este bulbo puede contribuir al cuidado de la salud cuando se incluye en el marco de una dieta sana y equilibrada. Y aunque su potencial farmacológico ha sido ampliamente estudiado, ciertos efectos no son más que falsas creencias.
El ajo (Allium sativum L.) es una especia muy utilizada en la cocina mediterránea y de otras partes del mundo. A menudo, se emplea para condimentar carnes, pescados, sopas y arroces, entre muchas otras recetas. Además, es un ingrediente valorado por sus propiedades medicinales.
- Ajo en ayunas para adelgazar
Uno de los mitos más difundidos sobre el consumo de ajo es que su consumo en ayunas puede ayudar a perder peso. Se afirma que masticar un diente de ajo a primera hora del día —solo o combinado con una cucharada de aceite de oliva o de miel— activa el metabolismo y promueve la quema de grasa.
No obstante, estas afirmaciones han sido desmentidas tanto por médicos como por nutricionistas y científicos. En primer lugar, no existen evidencias de que comer ajo en ayunas tenga un efecto superior que si se toma en otros momentos del día.
Por otro lado, no hay un alimento o un compuesto que por sí mismo pueda generar una pérdida de peso significativa. El proceso de adelgazar requiere un abordaje multidisciplinar, en el que han de involucrarse nutricionistas, médicos, entrenadores físicos y hasta psicólogos.
La verdad es que el ajo puede complementar la dieta a la hora de adelgazar, pero no hace perder kilos por sí solo o en mezclas.
- Ajo para desintoxicar la sangre
Hay quienes consumen ajo crudo con la idea de «purificar» o «desintoxicar» la sangre. El argumento es que los compuestos sulfurosos de este alimento pueden promover la eliminación de las toxinas de la sangre al estimular el funcionamiento hepático.
Pero, ¿es esto cierto? Por desgracia, es otro de los tantos mitos.
No existe evidencia científica de que el ajo crudo, el ajo envejecido o cualquier suplemento de este alimento limpie la sangre. Por el contrario, expertos en medicina y nutrición advierten que cualquier cosa que afirme «desintoxicar» es probable que no sirva de nada.
- Ajo para tratar la COVID-19
Uno de los mitos más extendidos durante la pandemia de COVID-19 fue que el consumo de ajo podía «curar» la enfermedad. Según sus defensores, bastaría con picar 8 dientes de ajo crudos e introducirlos en 3 litros de agua hirviendo. Una vez obtenida la infusión, esta podría «mágicamente» aliviar los síntomas.
Por supuesto que ello está alejado de la realidad. A pesar de ser un alimento con potencial antimicrobiano y antiviral, por sí solo no puede eliminar el coronavirus ni sus manifestaciones clínicas. Y aunque es un remedio inofensivo para la mayoría de las personas, es poco probable que funcione.
- Ajo anticancerígeno
Sin duda, este es uno de los mitos sobre el consumo del ajo que todos deben dejar de creer. Comer ajo crudo, cocido o en suplementos no puede prevenir y mucho menos curar el cáncer. Esta idea proviene de varios estudios preliminares y observacionales que hablan del potencial antitumoral de esta especia.
Incluir ajo en la dieta regular es saludable y le proporciona al organismo antioxidantes, vitaminas, minerales y otros nutrientes claves para cuidar la salud. Su ingesta puede complementar la dieta y otros hábitos saludables que sí se vinculan a la prevención de este tipo de enfermedades.
Ajo: un alimento saludable, pero no milagroso
En definitiva, incluir ajo en la alimentación regular puede brindar varios beneficios para la salud. Pero contrario a lo que muchas personas piensan, por sí mismo no es milagroso ni supone una opción de tratamiento para las enfermedades o el exceso de peso.
De hecho, es conveniente tener precaución con su ingesta diaria, sobre todo crudo, pues puede provocar náuseas, ardor en la boca e irritación en el estómago. Lo mejor es tomarlo de forma moderada, añadido en las comidas.
Si se opta por elegir su presentación en suplementos, hay que seguir las recomendaciones de consumo del fabricante. Sobre todo, es primordial tener presente que no sustituye ningún tratamiento médico.
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