Esta decisión, que busca acabar con la “discriminación” hacia quienes practican esta disciplina urbana, ha sido recibida con entusiasmo por los motorizados venezolanos.
El “motopiruetismo”, como se conoce a la realización de acrobacias en motocicleta, ha ganado popularidad en los últimos años, especialmente entre los jóvenes.
Nacido en pistas clandestinas improvisadas en vías rápidas o zonas populares, este deporte extremo ha cautivado a muchos por su adrenalina y destreza.
Con la oficialización como deporte nacional, se espera que las motopiruetas reciban mayor apoyo y reconocimiento, impulsando su desarrollo y promoviendo la seguridad de sus practicantes.
Sin embargo, la decisión también ha generado controversia, con algunos cuestionando la idoneidad de convertir una actividad potencialmente peligrosa en un deporte nacional.
Se espera que en el futuro se establezcan regulaciones y medidas para garantizar la seguridad tanto de los practicantes como del resto de la población.