El 1° de diciembre se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra el Sida, con el objetivo de concientizar sobre la prevención de esta enfermedad en todo el mundo.
La fecha es propicia para llamar a la reflexión sobre las consecuencias y desigualdades generadas por la desinformación y discriminación que todavía existen en torno al VIH en la sociedad.
Día de la Lucha contra el Sida
El Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (ONUSIDA) informa en su página oficial que, según datos de 2022, hay al menos 1,3 millones de personas contrajeron el virus y 39 millones conviven con VIH y 630.000 murieron por enfermedades relacionadas con el sida.
Una de las cifras más alarmantes señala que tan solo el 79% de los seropositivos conoce su condición. De acuerdo a estos números, se han creado diferentes planes de acción para prevenir y combatir esta enfermedad, y brindar atención adecuada e igualitaria a quienes lo necesiten.
Cómo vivir día a día con la enfermedad
El primer paso que debe dar una persona con VIH para adaptarse a la enfermedad y a las consecuencias que va a tener ésta sobre su salud es desarrollar una gran capacidad de comprensión y de adaptación.
No existe una forma típica de asumir la infección por VIH y cómo va ser la reacción de la persona afectada, ya que dependerá de factores como las experiencias o las expectativas de cada individuo.
Sin embargo, existen unas fases por las que la mayoría suelen pasar:
- Etapa de shock: ocurre cuando diagnostican una enfermedad como el VIH, crónica y sin curación. El paciente se puede enfrentar por primera vez a su propia vulnerabilidad con síntomas de ansiedad, agitación e hiperactividad, o bien, adquiriendo una forma apática ante todo.
- Etapa de negación: es un mecanismo de defensa por el que llegamos a dudar del diagnóstico e incluso el afectado siga viviendo su vida normalmente sin pensar en las consecuencias que tiene para la salud.
- Etapa de enfado: el paciente se plantea ¿por qué a mí? Y se muestran irritables y agresivos con las personas cercanas al afectado. En esta etapa los allegados pueden llegar a necesitar ayuda externa. Es fundamental intentar redirigir toda esa ira hacia la autoaceptación para afrontar la enfermedad.
- Etapa de depresión: en este punto, a pesar de que el paciente se esfuerza, se enfrenta a un pronóstico sin cambios o en el que hay deterioro a largo plazo. Si no se pide ayuda puede llevar a desarrollar depresión, entre otros.
- Etapa de identificación: el paciente asume el diagnóstico y el pronóstico y empieza a buscar soluciones para los problemas concretos que van apareciendo.
Buscar ayuda es imprescindible
Desde que una persona recibe el diagnóstico hasta que aprende a vivir con la enfermedad pasa por muchas situaciones complicadas, por lo que los expertos recomiendan buscar y apoyarse en un grupo de ayuda mutua.
Allí los especialistas pueden ayudarle a descubrir y ejercitar habilidades como el autocontrol, la autoestima, la asertividad, las capacidades sociales, comunicativas y de negociación o la frustración, entre otras.
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