Al contemplar la luna deberíamos considerar la posibilidad de imaginar tardígrados viviendo en su superficie. Estas diminutas criaturas podrían estar habitando nuestro satélite natural desde hace poco más de un año.
Ejemplares de esta sorprendente especie viajaban en una sonda espacial israelí que se accidentó en la Luna en abril del 2019.
El cofundador de la organización que los puso allí cree que es muy probable que sigan vivos.
Los tardígrados, también llamados osos de agua, son criaturas de menos de un milímetro de largo. Los resistentes ositos son capaces de sobrevivir a temperaturas de hasta 150 °C y en ambientes a casi cero absoluto.
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Se sabe que estaban en animación suspendida, un proceso que deshidrató a estos osos de agua astronautas. Se les introdujo una solución salina fría que reduce la temperatura y economiza el consumo de recursos. Luego los introdujeron en un ámbar artificial.
El robot israelí Beresheet que se estrelló era el encargado de transportarlos sujetos a una cinta adhesiva.
Para la mayoría de las especies terrestres la vida sin agua es casi imposible. Sin embargo los tardígrados son diferentes pues pueden volver a la vida décadas después de haber sido deshidratados.
Tardígrados lunáticos
De acuerdo a Nova Spivack, jefe de la Fundación Arch Mission es posible que estén habitando la luna. “Creemos que las posibilidades de supervivencia para los tardígrados son extremadamente altas”.
Cuando se secan, retraen la cabeza y sus ocho patas y entran en un profundo estado de animación suspendida. Entonces su metabolismo se ralentiza al 0,01% de la tasa normal.
La buena noticia es que al entrar de nuevo en contacto con el agua, décadas después, pueden revivir.
Es bastante probable que los tardígrados hayan sobrevivido al aparatoso alunizaje. No obstante, requerirán agua para retornar a sus “condiciones normales”.
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Técnicamente, podrían ser rescatados y traídos de nuevo a la Tierra. Aquí serían sometidos a estudios para evaluar los efectos de la vida lunar en ellos. Pero por ahora debemos contentarnos con la contemplación de la luna y recrear la vida de miles de tardígrados deshidratados habitándola.
