La violencia sacudió nuevamente al Líbano este miércoles, 18 de septiembre, con una nueva ola de explosiones que cobró la vida de al menos nueve personas y dejó más de 300 heridos.
Coches en llamas, motos destrozadas y dispositivos electrónicos reducidos a escombros fueron el macabro resultado de una serie de detonaciones atribuidas a Israel.
Según fuentes de inteligencia, los servicios secretos israelíes habrían colocado explosivos en walkie-talkies suministrados a Hezbolá, detonándolos de forma remota durante un funeral de un miembro de la milicia chiita.
Este ataque ha sido ampliamente condenado por la comunidad internacional y ha elevado las tensiones en una región ya de por sí convulsa.
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