Un grupo de diez mujeres víctimas de violencia vicaria en el estado de Jalisco, México, se encadenan para exigir la aprobación de una ley que las proteja a ellas y a sus hijos e hijas de este tipo de violencia.
Las mujeres, encadenadas a las ventanas del Congreso del Estado y en huelga de hambre desde hace siete días, exigen que se apruebe una ley que tipifique y sancione la violencia vicaria, y que garantice la protección de las madres y sus hijos e hijas en caso de separación o divorcio de sus parejas agresoras.
Violencia vicaria: un dolor invisible
La violencia vicaria es una forma de violencia de género en la que las mujeres son agredidas a través de sus hijos e hijas. Los agresores, generalmente exparejas, utilizan a los niños y niñas para causar dolor y sufrimiento a las madres. Privándolas de su contacto, manipulándolos emocionalmente o incluso agrediéndolos físicamente.
Un grito por la justicia
Nato Montes, fundadora de la organización Madre yo sí te creo, explica que la indiferencia del Congreso del Estado y de las instituciones las motivó a tomar estas medidas extremas.
«Fue el hartazgo y la indiferencia de los diputados. Desde que se presentó la ley al Congreso estatal la presentaron incompleta y nosotras, las madres organizadas, estuvimos participando en todos los arreglos que pedían que se le hiciera. De ahí se empezaron a ‘echar la bolita’ unos a otros y dos años estuvo prácticamente congelada», denuncia Montes.
La importancia de una ley
Las mujeres víctimas de violencia vicaria en Jalisco exigen que se apruebe una ley que las proteja y garantice sus derechos.
«La importancia de que sea aprobada esta ley radica en la protección que el Estado y las instituciones deben de dar a quienes deciden poner fin a una vida de violencia con sus parejas y garanticen sus derechos de convivencia y los cuidados que debe tener la niñez», afirma Montes.
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