Los astronautas que realizan una caminata espacial equiparon el domingo la Estación Espacial Internacional con el primero de una serie de nuevos y potentes paneles solares, superando los problemas de los trajes y otros obstáculos con músculo y persistencia.
El astronauta francés Thomas Pesquet y el astronauta de la NASA Shane Kimbrough necesitaron dos paseos espaciales para instalar y desplegar el panel en sus 19 metros de longitud.
El ala solar se desenrolló como una alfombra roja una vez que se soltó el último conjunto de pernos, confiando únicamente en la energía acumulada. La extensión, lenta pero constante, duró 10 minutos, con las cámaras de la estación proporcionando vistas en directo por televisión.
“Es precioso”, dijo Pesquet.
“Bien hecho, los dos”, respondió el Control de la Misión una vez terminada la operación. “Ha sido estupendo de ver”.
Los astronautas comenzaron la caminata espacial del domingo retomando lo que dejaron el miércoles, cuando una serie de problemas les impidió desenrollar el panel solar de alta tecnología.
“Recordad: hoy sois mariposas con bíceps”, dijo por radio la astronauta Megan McArthur desde el interior.
Después de empujar y tirar, los caminantes espaciales consiguieron desplegar y alinear el panel solar de forma que ambas mitades quedaran de punta a punta, pareciendo un rollo de toallas de papel. Su grito de “¡Woo-hoo!” fue recibido con aplausos en el Control de Misión.
Los dos tuvieron que esperar a estar de vuelta en el lado nocturno de la Tierra -y a que los viejos paneles solares de la estación dejaran de absorber la luz del sol y de generar energía- antes de hacer las últimas conexiones de energía. De lo contrario, podrían recibir una descarga eléctrica.
Mientras esperaban la oscuridad, el conjunto de cámara y luz del casco de Kimbrough se soltó, a pesar de que había cambiado de traje para evitar el problema que tuvo la última vez. Pesquet hizo todo lo posible para asegurarlo con bridas de alambre, mientras los minutos pasaban. Su esfuerzo valió la pena y el último paso, el despliegue propiamente dicho, se realizó sin problemas.
Esta nueva ala solar, a la que se sumarán otras cinco, dará a la envejecida estación un impulso eléctrico muy necesario, a medida que crece la demanda de experimentos y turistas espaciales.
La NASA había previsto originalmente dos paseos espaciales para este trabajo, uno por cada panel solar que se instalara. Pero los gestores añadieron un tercer paseo espacial, dados los problemas anteriores. Pesquet y Kimbrough volverán a salir el viernes para completar el trabajo en el segundo panel entregado por Space X a principios de este mes.
Este primer par aumentará las alas solares más antiguas de la estación espacial, que se están degradando tras 20 años de funcionamiento continuo.
SpaceX entregará otros dos pares a lo largo del próximo año.
Aunque son más pequeños que los originales, los nuevos paneles solares suministrados por Boeing pueden generar mucha más energía. La estación espacial necesita esta reenergización si la NASA espera mantenerla en funcionamiento el resto de esta década, con invitados privados que pagan millones de dólares para subir a bordo.
Está previsto que un equipo de rodaje ruso se lance al puesto orbital este otoño desde Kazajstán, seguido de una serie de ricos empresarios. SpaceX proporcionará los viajes desde Cabo Cañaveral.
El miércoles, el panel de control de la pantalla del traje de Kimbrough se estropeó y tuvo que volver a la esclusa para restablecerlo. A continuación, su sistema de refrigeración registró un pico de presión momentáneo. Los ingenieros aún están evaluando qué fue lo que falló.
“El espacio es duro”, tuiteó Kimbrough la semana pasada.
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