El retinol, un derivado de la vitamina A, ha sido durante años el santo grial de los tratamientos antiedad.
Su capacidad para estimular la renovación celular, reducir las arrugas y mejorar la textura de la piel lo ha convertido en un ingrediente estrella en numerosos productos cosméticos.
Sin embargo, su uso indiscriminado puede acarrear ciertos riesgos, como irritación, enrojecimiento y sensibilidad al sol.
Ante estos posibles efectos adversos, la Unión Europea ha decidido regular su uso en cosméticos, estableciendo límites máximos de concentración para garantizar la seguridad de los consumidores.
Diversos portales dermatológicos señalan que el retinol podría ser una sustancia tóxica para la piel, dependiendo de la cantidad de producto que se aplique.
De acuerdo con la normativa, se trata de una medida preventiva enfocada a personas mayores de 60 años de edad que utilizan exceso de retinol, tanto en los productos cosméticos como en los suplementos de vitamina A, lo que podría causar fragilidad de los huesos, sequedad en la piel y la caída del cabello.
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