El 14 de abril de 1912 marcó la historia náutica del mundo, el crucero marino se hundió tras chocar con un gigantesco iceberg, provocando la tragedia de miles de personas.
Para esa época, la construcción del Titanic costó aproximadamente 1.5 millones de libras esterlinas, es decir, 170 millones de libras esterlinas en la actualidad. En su interior viajaban unas 2.200 personas.
Al chocar con el majestuoso iceberg, el hundimiento del Titanic ocasionó la muerte de 1.500 personas que viajaban en la nave.
Pero, la tragedia se extendió más allá de lo esperado. Seis días después, fue enviado el buque especial CS Mackay-Bennett al lugar de la tragedia para rescatar la mayor cantidad de cuerpos posibles. Sin embargo, no contaba con la capacidad suficiente.
Por lo tanto, el diario Daily Mail recopiló unos telegramas y comprobó que las autoridades náuticas de esa época tomaron la decisión de tomar todas las precauciones necesarias con los pasajeros de primera clase.
Los cuerpos de primera clase fueron embalsamados y luego fueron llevados a tierra en ataúdes. En cambio, los tripulantes de segunda clase fueron también embalsamados pero cubiertos en tela.
Pero, los que llevaron el peor trato fueron los fallecidos de la tercera clase. A estos, la tripulación del CS Mackay-Bennett los lanzó por la borda debido a su falta de espacio. De hecho, la tripulación del Titanic fue arrojada por la borda junto a la tercera clase.
Los encargados de recuperar los cuerpos optaron por revisar las pertenencias de los fallecidos y así determinar quien era de primera, segunda y tercera clase.
Esta anécdota histórica refleja el del sistema social tan clasista que existía en 1912. Aunque no hay registro presumen que también viajaran polizones.
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